No es posible determinar de manera definitiva cuál de estos derechos prevalece sobre el otro, ya que esto depende en gran medida de las circunstancias particulares en las que se debaten. Ambos derechos están regulados por el Tribunal Constitucional y son legítimos, ya que buscan proteger tanto nuestros pensamientos como prevenir comentarios difamatorios.
No obstante, es importante destacar que en ocasiones, la libertad de expresión puede verse restringida por el derecho al honor, ya que este último tiene como objetivo salvaguardar la dignidad del individuo. Sin embargo, esto no implica que la libertad de expresión se elimine por completo. Más bien, cuando estos derechos entran en conflicto, el derecho al honor puede ser limitado en mayor medida. ¿Por qué ocurre esto?
La razón radica en las técnicas de interpretación y aprobación constitucional. Aunque la libertad de expresión no sea absoluta, su importancia prevalece, ya que permite a los titulares el derecho a expresar y debatir públicamente sus opiniones, lo cual es esencial en una sociedad democrática.
Por ejemplo, en situaciones de conflicto político, un periodista tiene el derecho de expresar y debatir cualquier acción o acto de una figura política pública. Incluso si estas expresiones resultan hirientes o molestas para dicha figura pública, el derecho al honor se sacrifica en aras de la libertad de expresión, siempre y cuando se ajuste a las normas constitucionales.